¿Sigue existiendo la bondad? ¿Sigue existiendo el altruismo puro, la esencia pura de ayudar a los demás? Tome este pensamiento y asócielo con el arte.
Este es Giuseppe De Rossi.
Artista nacido en Velletri, comenzó a expresar su talento en 1959, cuando ingresó en el instituto de arte de la ciudad del Lacio y conoció a los maestros que le enseñarían las técnicas con las que llegaría a expresar su talento artístico.
Tras muchos años en los que se esforzó por dar a conocer el nombre de Velletri a través de sus obras, se trasladó a Madagascar, donde encontró su propia dimensión, su paz y su actual esposa, con la que también tiene una niña.
Pasando del hombre al artista, cuando uno se encuentra con una obra de De Rossi, no puede dejar de notar el fuerte impacto de los colores, que crean movimientos abstractos impresionantes.
En una entrevista, el artista nos cuenta "Solemos empezar con colores naturales, normalmente polvo mineral. A veces utilizo en su lugar colores vegetales, como la flor de saúco. El lienzo queda muy sedoso, suave, a diferencia de los minerales que tienden a soltar gránulos sobre la obra". La pintura no es su prioridad en la vida "Si no quiero hacerlo durante mucho tiempo, puedo dejarlo. Pero también puedo encontrar en cualquier persona que conozco el motivo y la inspiración para mi próxima obra. Las emociones, las percepciones que tengo de quien conozco o de quien me llama la atención, son lo que luego imprimo en el lienzo. mi interioridad".. No es casualidad que en los títulos de sus obras encontremos referencias a nombres de personas, y el artista lo deja claro "Sí, no siempre es la naturaleza, el bello paisaje que Madagascar me ofrece cada día lo que me sirve de inspiración. Si presta atención a los nombres que aparecen en mis obras, se dará cuenta de que la mayoría de las veces remiten a nombres. Personas especiales que conocí en esta tierra que he llegado a amar y a las que me enorgullezco de ayudar a menudo. A través de mis obras, he buscado una forma de comunicarme con los demás. En mi país, en Italia, pero también en los distintos países en los que he estado, he utilizado el arte como un lenguaje universal, un lenguaje que no tiene límites. Para mí, no hay segundas intenciones en mi arte, hasta el punto de que a menudo, cuando he observado un interés particular en uno de mis cuadros, no he dudado en regalarlo, y me hace feliz hacerlo. Me siento como en matrimonio con el mundo.
Preguntamos a De Rossi cuál es su obra favorita y no nos sorprende cuando nos dice "Nunca podría elegir una, mis obras son como niños. No hay preferencias, todos son iguales, y de la misma manera los quiero y estoy orgulloso de ellos".
Un hombre y un artista especiales. En la tierra que le ha acogido, donde vive, que ama como si fuera suya de nacimiento, De Rossi está acostumbrado a ayudar a la gente con frecuentes donativos, algo de lo que no quiere atribuirse el mérito.porque en la vida simplemente haces ciertas cosas, no hacerlo sería egoísta.
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