Entre el yunque y el martillo, el hierro se transforma en arte

Forja y tenazas, yunque y martillo. Estos son los elementos que han fascinado a Saverio desde la infancia, cuando frecuentaba el taller de su padre, un herrero experimentado que le enseñó todos los secretos del oficio.

Florecillas, puntos, comas, cuernos, redondeles flotantes de hierro forjado fueron los juegos de sus ocho años, la magia de su infancia, una educación que le ha llevado hoy a crear prados de rosas que enmarcan espejos principescos, lámparas armoniosas, mesas, tótems y mucho más.

Saverio Marrocco es, en efecto, un herrero experto, pero también un artista fuera de lo común que da forma al hierro en una obra de arte sofisticada y compleja. A veces combina su trabajo con distintos materiales para contar la historia de la naturaleza, de dónde venimos, del medio ambiente y del respeto que le debemos.

Este artista del hierro forjado nació en la zona del parque de los Castelli Romani, donde ciertamente no faltan bosques, flores y frutas, pero al mismo tiempo es rica en historia y arqueología que le hacen ser consciente de la belleza de la naturaleza, que se convierte en su musa, y del arte de sus antepasados del que no se puede ni se debe prescindir.

Una maravillosa mezcla de emociones toman forma a partir de la sensibilidad y las manos de Saverio, que tampoco descuida la utilidad y versatilidad del objeto creado, utilizando a veces una grandeza inusual especialmente adecuada en lugares de lujo.